Frecuentemente imaginamos una isla, ya sea esta de tierra en
el centro de la mar o de vegetación rodeada por desierto; por cierto también
hay algunas de vegetación en el medio del hielo, o de bacterias en el centro de
fumarolas abisales. Como sea, nuestra inteligencia se dispone con relativa
facilidad a pensar en espacios aislados asociados a límites geográficos, sean
por rugosidad del espacio o distancia, o determinaciones geopolíticas de las
que levantan límites aduaneros o de rejas que se hunden en el mar. Esta imagen
reductivista del qué hacer social, muy asociada a la visión estado-céntrica
extrae de la discusión aspectos fundamentales como son la historia de los
subterritorios, la cultura de las personas que los habitan y la economía propia
y/o la potencial.
Es desde la revolución industrial, que hemos ido
convenciéndonos de que el desarrollo de los sistemas económicos depende casi
exclusivamente de las iniciativas de los prohombres, que de alguna manera
espontánea los beneficios del desarrollo llegarán a todos los territorios y
subterritorios de las naciones o países ¿Cuán difícil se hace mantener una
sentencia de este tipo si la equidad territorial depende del dinamismo
económico endógeno? Más aún, si el dinamismo de las economías locales depende
de la inversión del estado ¿Cómo asegurar que ese estado, legitimizado por un
proceso centralista de participación e inversión de capital llegue con sus vías
y caminos a cada isla dentro de la república? Son preguntas plausibles,
cuestionamientos iniciáticos de una discusión que centra su foco en el
aislamiento de los territorios, en la prevalencia de islas sociales más que
físicas; aislamiento propiciado por la existencia de un Estado históricamente
centralizado y concentrado a nivel nacional, que ha influido para que en la
actualidad existan zonas aisladas/desconectadas del desarrollo nacional y de
sus beneficios y, en consecuencia, muy poco integradas a la vida del país.
(Arenas, F., et al. 1999)
La estructura básica de entendimiento plantea que al hablar
de subterritorios aislados, en realidad se está abordando el problema del
ordenamiento del territorio y se está haciendo alusión a una tarea difícil,
sobre todo teniendo en consideración que el mapa actual de nuestro territorio
se modela todavía mucho más por razones de rentabilidad económica que por
cualquier otra consideración, y que como resultado de esto, muchos territorios
permanecen en condiciones de abandono, de aislamiento y no valorados en el
esquema actual. (Arenas, F., op cit)
Más allá de las
consideraciones ingenieriles en términos de obras públicas, es menester
considerar los factores históricos, políticos y económicos en relación a los
territorios en estado de aislamiento. Cada territorio se compone de cuerpos
sociales vivos, estos se incluyen en determinados segmentos de la historia, y
de acuerdo a estos determinan su cultura y por ende sus vocaciones productivas.
El factor que
clásicamente es considerado al establecer las causantes del aislamiento es la
conectividad deficiente, sea esta porque subyace una carencia vial o por
deficiencias en el flujo de información, relacionado esto con las
telecomunicaciones. En cualquiera de los casos, es imposible negarse a la
relevancia de la conectividad: Un subterritorio desconectado tiene menos
posibilidades de realizar importaciones/exportaciones de recursos, materias
primas o productos, impactando así negativamente en las economías locales. De
la misma manera, al estar las economías locales inmersas en una economía
globalizada y liberal en término económicos, la carencia de información se hace
limitante a la hora de tomar decisiones acertadas y oportunas.
Más allá de las
consideraciones ingenieriles en términos de obras públicas, es menester
considerar los factores históricos, políticos y económicos en relación a los
territorios en estado de aislamiento. Cada territorio se compone de cuerpos
sociales vivos, estos se incluyen en determinados segmentos de la historia, y
de acuerdo a estos determinan su cultura y por ende sus vocaciones productivas.
Desde un punto de vista dialéctico, el establecer los patrones históricos de
los territorios y subterritorios se hace fundamental para comprender y
relativizar el estado real de desarrollo. Puesto de otra manera ¿Cuándo
consideraremos en aislamiento un territorio? Si el aislamiento, como ya
definimos, no debe ser tan sólo una consideración geoespacial ¿Qué otro factor
debiera servir para definir el aislamiento? Una síntesis –luego de la
anteposición entre el hoy y el ayer histórico- general es que son los factores
agrupados en los quehaceres político, cultural y económico los que debieran
tomar relevancia.
Los aspectos
políticos, culturales y económicos no sólo deben ser considerados desde el
prisma epistemológico, debe cautelarse que sean el foco central de análisis
dentro de la discusión. De esta manera, al analizar el concepto de aislamiento
y los efectos del mismo tendremos que, necesariamente, considerar aspectos como
la distribución de los recursos endógenos y nacionales. Es de esta manera, la
pobreza y la exclusión, en término de inamovilidad ideológica, seguridad humana
vulnerada, detrimento democrático, los conceptos que debieran ir modelando las
consideraciones en relación a las zonas aisladas. Es en este punto que se hace
válida una nueva pregunta ¿Se puede estar aislado dentro de un territorio
totalmente conectado? Al definir la exclusión no sólo en términos de
aislamiento, sino de acuerdo a la socialización cotidiana en un contexto de
precariedad extrema. Por ejemplo, el tipo de redes y arraigo territorial marcan
el modo de exclusión que día tras día experimentan los homeless o desposeídos
sin casa (Bachiller, S. 2010)
Considerar la pobreza
y la exclusión dentro de la discusión sobre el aislamiento debe ser un
imperativo técnico y ético, técnico porque el aislamiento puede existir aún en
presencia de obras físicas viales vinculantes y en presencia de obras que
aseguren la transmisión de datos, el aislamiento existe dentro de las matrices
urbanas y rurales, en cada segmento poblacional en rezago y en cada subterritorio
urbano excluido. Dentro de los rangos éticos, porque los indicadores de
desarrollo tradicional no se verán afectados por la pobreza -invisibilizando
los segmentos sociales desposeídos- de algunos segmentos del territorio y
porque finalmente, el desarrollo del todo pasa necesariamente por el desarrollo
de las partes.
Es de esta manera, la
pobreza y la exclusión, en término de inamovilidad ideológica, seguridad humana
vulnerada, detrimento democrático, los conceptos que debieran ir modelando las
consideraciones en relación a las zonas aisladas. Es en este punto que se hace
válida una nueva pregunta ¿Se puede estar aislado dentro de un territorio
totalmente conectado? Al definir la exclusión no sólo en términos de
aislamiento, sino de acuerdo a la socialización cotidiana en un contexto de
precariedad extrema. Por ejemplo, el tipo de redes y arraigo territorial marcan
el modo de exclusión que día tras día experimentan los homeless o desposeídos
sin casa (Bachiller, S. 2010)
En términos
biológicos, las especies manifiestan una vocación relacionada con el territorio
y el ambiente donde han evolucionado1, lo que en términos evolutivos se
manifiesta espacialmente. La distribución biogeográfica es la resultante de
patrones de especiación particulares a cada ambiente. De esta manera, es
posible establecer que la relación entre especiación y ambiente es recíproca.
La literatura especializada, hace referencia a que pequeñas poblaciones
aisladas, archipiélagos, lagos de agua dulce, cuevas y otros ambientes de tipo
insular son propicios a la diferenciación taxonómica (Margalef, R. 2005)
1. Asunto
tratado desde la aparición del libro “El origen de las especies” en su mención
a la selección natural. La evolución biológica es la resultante de un proceso
de mutación genética azarosa. Cada generación parental aporta una cantidad
estándar de genes a la generación filial siguiente, sin embargo distintos
eventos (generalmente ambientales) producen una modificación en la estructura
de los genes, lo que termina por producir individuos diferentes a sus
progenitores. Si esta modificación se hace permanente en el tiempo es porque el
nuevo individuo está mejor preparado para adaptarse al medio en que habita. En
relación a la Selección Natural no podemos dudar que los individuos que tengan
alguna ventaja sobre los demás, por pequeña que esta sea, tendrán las mayores
probabilidades de sobrevivir y de reproducir su especie. También podemos estar
seguros de que cualquier variación en el más pequeño grado perjudicial sería
rígidamente destruida. Esta conservación de las variaciones y diferencias
individuales favorables, y la destrucción de aquellas que son nocivas, es lo
que hemos llamado selección natural o supervivencia de los más aptos. Las
variaciones que no son útiles ni perjudiciales no son afectadas por la
selección natural, quedando como elemento fluctuante, como vemos en ciertas
especies polimorfas, o tornándose fijas, según la naturaleza del organismo y la
de las condiciones que lo rodean (Darwin, C. 1859)
Aunque la evolución
de los procesos sociales y de las sociedades en si mismas no están regidas por
los patrones azarosos que gobiernan la evolución de las especies debido a que
por ética humana el bienestar y la felicidad de las personas no debe estar
entregado a la casualidad, si es posible establecer un patrón común al
considerar que tanto los sistemas biológicos como los sociales pasan de un
estado X ® X+1 si en ellos obran fuerzas de selección. En ambos casos, si las
fuerzas de selección son particulares y de cierta manera únicas (medio ambiente
o cultura) el paso del estado inicial al secuencial dependerá de la energía
potencial adicionada al sistema. En consecuencia, para los territorios
aislados: X+1=X+PS, donde PS (presión selección) = cultura e identidad + economía
+ política. Ahora bien, si consideramos que cada uno de estos factores está
influido por algunos subfactores (S) como pueden ser la conectividad vial, la
conectividad en términos de información, la infraestructura habilitante de
seguridad humana; al reconocer la influencia de estos subfactores, las
perspectivas de un territorio aislado quedarían definidas por: X+1 = (X+Ps)S
De cumplirse los
conceptos antes expuestos, la carencia de infraestructura o conectividad
ciertamente afectan las condiciones de un territorio, pudiendo determinar la
existencia de un territorio o subterritorio aislado, pero son las condiciones
primarias como los aspectos político, cultural y económicos los que condicionan
gravemente la condición de aislamiento.
Los aspectos culturales y de identidad, entendiendo la
cultura como el conjunto de conocimientos que permiten a un grupo de personas
elaborar juicios críticos, y que estas personas se reconocen por un proceso de
construcción social que establece conocimiento, formas y verbalización. Sumado
a esto la necesidad intrínseca de las sociedades de reconocerse y evolucionar
en términos dirigidos, no azarosos. En este marco, el reconocimiento de estos
aspectos es necesario en cualquier proceso de análisis territorial, dar valor a
las estructuras sociales construidas desde los territorios y levantar todo
proceso de construcción de políticas públicas, legislación, orientación
productiva, se hace necesario para que un territorio aislado deje esa
condición. De otra manera la visualización del futuro que puedan realizar las
comunidades colocará en ámbitos o espacios distintos las prioridades de
desarrollo. Distribuyendo la energía necesaria para dejar el aislamiento en dos
o más canales de intervención, una por parte del estado, otra por parte de las
iniciativas comerciales globalizadas y otra por parte de las comunidades. Al
respecto, la escala de análisis es relevante debido a que en el concierto
globalizado y particularmente en estados centralizados, donde las ciudades
capital o megaciudades2 globales son la base política del estado-centro, la
identidad de los territorios alejados y en especial de los aislados se diluye
en las normas y cultura metropolitana. Hay que recordar en este contexto que el
término “país” originalmente no estaba asociado al concepto de Estado-Nación,
sino más bien a “lugares” pequeños de características específicas portadoras de
una gran identidad. Pays y paysan en francés y paese y paesano en italiano son
todavía gentilicios que aluden al “campo”, a lo campesino y a lo “lugareño”, a
territorios de pequeña escala (Boisier, S. 1999)
2. Para Moreno, S. 2006. en su escrito
“La gestión, coordinación y gobernabilidad de las metrópolis” la globalización
económica dominante al concluir el segundo milenio está espacialmente
estructurada en una jerarquía urbana mundial, en cuya cúspide se encuentran
tres ciudades: Nueva York, Tokio y Londres; haciendo relación con las
influencias globales de sus mercados financieros. Por otra parte las
megaciudades o incluso las ciudades capital, han mostrado estancamiento en el
desarrollo ingenieril en relación a obras civiles, sin embargo, permanecen como
el principal destino de la inversión extranjera y se consolidan como los
principales centros de servicio, particularmente de los más avanzados
(financieros, profesionales, alta tecnología) que apoyan el proceso productivo
(Aguilar, A. 2002.)
La carencia de
infraestructura o conectividad ciertamente afectan las condiciones de un
territorio, pudiendo determinar la existencia de un territorio o subterritorio
aislado, pero son las condiciones primarias como los aspectos político,
cultural y económicos los que condicionan gravemente la condición de
aislamiento.
Estos territorios de dimensión geográfica menor, han sido
invisibilizados por una gravedad centrista, donde las mega ciudades a nivel
global han ensombrecido los procesos autóctonos. Los aspectos ingenieriles
asociados a la infraestructura, son generalmente sobrepuestos a los aspectos
culturales y de identidad, como si sólo bastase construir caminos para lograr
el desarrollo de un poblado. De todos modos, en nuestros días parece imponerse
cada vez más la convicción de que el territorio no se reduce a ser un mero
escenario o contenedor de los modos de producción y de la organización del
flujo de mercancías, capitales y personas; sino también un significante denso
de significados y un tupido entramado de relaciones simbólicas (Gimenez, G.
1997)
Los aspectos políticos surgen de la reflexión que plantea
que si la política es el la actividad por acuerdo tácito entre los individuos
que forman un estado, cuyo objetivo es el bien común ¿De qué manera las
políticas tecnocráticas de un estado hipercentralista pueden llevar desarrollo
a las comunidades aisladas? En términos legislativos y ejecutivos, la
acumulación de capital5 intrínsecamente asociada a los cosmopolios o mega
ciudades y sus redes de influencia política, dificulta el levantamiento de
temáticas subterritoriales hacia el estado central; generando una relación
inversamente proporcional entre la acumulación de capital y la autonomía de los
territorios.
El poder legislativo tiene una tarea pendiente con los
territorios aislados, legislar sobre la autonomía efectiva de los gobiernos
subnacionales, reconocer la cultura y la identidad de las comunidades,
establecer reglas claras y pertinentes para la inversión privada, donde los
territorios no sólo se hagan cargo de los costos ambientales, sociales y
económicos asociados a la extracción de materia prima, sino que participen
claramente de las utilidades asociadas a los procesos productivos, asegurando
el acceso equivalente a bienes y servicios y aspectos relacionados con la
seguridad humana y el desarrollo de las potencialidades intelectuales de las
poblaciones aisladas.
Es una discusión valórica y ética la que ronda el aspecto
político del aislamiento, si el objetivo del estado es el bienestar de todas
las personas, sin mediar diferencias sociales ni de credo ¿Cómo asegura un
gobierno que ese bienestar sigue una distribución equitativa? ¿De qué manera
evita un gobierno que la acumulación de capital asociada a las megaciudades
globalizantes o las ciudades capitales no influya negativamente en el
desarrollo de los territorios y subterritorios? El ejercicio democrático parece
ser una de las respuestas: ¿Democracia participativa o representativa? Avanzar
en un concepto ecléctico, que permita la participación directa de los
habitantes de un territorio, ya sea mediante la elección directa de sus
representantes y gobiernos subnacionales, como la implementación de mecanismos
de consulta ciudadana significaría un avance significativo para que los
territorios hoy considerados aislados debido a carencias conspicuas, pasen a un
estado de desarrollo superior.
5. La
acumulación de capital entendida de acuerdo a lo contenido inicialmente en “El
Capital”, texto elaborado por Karl Marx o por las corrientes seguidoras de
Smith en “The Wealth of Nations”. Para Smith, la acumulación del capital, según
el orden natural de las cosas debe preceder a la división del trabajo, cuyo
límite natural está marcado por el mercado; de la misma manera, la subdivisión
de este, solo puede progresar en la medida en que el capital haya ido
acumulándose previamente. Mientras que para Marx, la diferencia entre el
salario y los costos originales de producción redundan en una consecuente
acumulación de capital. De cualquier manera, las redes de influencia obrarán en
la búsqueda de mantener constante la acumulación de recursos monetarios.
El poder legislativo
tiene una tarea pendiente con los territorios aislados, legislar sobre la
autonomía efectiva de los gobiernos subnacionales, reconocer la cultura y la
identidad de las comunidades, establecer reglas claras y pertinentes para la
inversión privada, donde los territorios no sólo se hagan cargo de los costos
ambientales, sociales y económicos asociados a la extracción de materia prima,
sino que participen claramente de las utilidades asociadas a los procesos
productivos, asegurando el acceso equivalente a bienes y servicios y aspectos
relacionados con la seguridad humana y el desarrollo de las potencialidades
intelectuales de las poblaciones aisladas.
La democracia legitima las políticas públicas y establece
patrones de negociación entre las partes involucradas. De la robustez de la
democracia depende entonces, que la negociación sea justa y transparente.
En términos
económicos un territorio aislado puede existir en cualquier parte, incluso
dentro de un territorio hiperconectado; este paradigma puede presentarse dentro
de un continente, dentro de un estado o dentro de un territorio regional o sub
nacional. Los territorios que conjugan el aislamiento económico y el geográfico
no están en desventajas sustanciales en relación a los territorios aislados
sólo por los aspectos culturales o políticos. El aislamiento provocado por una
presión de selección económica negativa, disminuye las alternativas
productivas, carencia la formación de capital social, hace inviable los
procesos de innovación, actúa en contra de parámetros ambientales, culturales y
étnicos; en antonomasia, empuja a los territorios hacia la extracción de
materias primas haciendo intensiva la utilización de mano de obra. Este
proceso, una vez iniciado se hace permanente; es inferible que el subterritorio
explotador de materias primas se mantenga en esa condición hasta ver agotada la
fuente de sus riquezas, para caer luego en un detrimento económico aún mayor.
Se constataría de esta manera la teoría de la ciclicidad económica de los
territorios7; sin embargo, para que la ciclicidad fuera un hecho el territorio
en cuestión debiera ser capaz de entrar en un nuevo proceso de recuperación o
reactivación. Alcanzar esta fase se hace particularmente difícil, debido a que
en el proceso anterior, donde la actividad se concentraba en la explotación de
materias primas o transformación primaria con la consecuente utilización
intensiva de mano de obra, habría dejado como efectos colaterales una
territorio con desventajas competitivas; a saber, mano de obra mal calificada,
carencias estructurales, problemas ambientales, y concretamente un gradiente de
concentración de capital negativo en relación a las megaciudades. La
permanencia de mano de obra menos cualificada y el aislamiento geográfico no
sólo no favorecen la innovación, sino que a menudo fomentan el rechazo o la
asimilación parcial de la innovación procedente del exterior (Rodríguez-Pose,
A. y Petrakos, P. 2004). Los procesos de integración económica benefician pues
a las áreas centrales, ya que generan efectos de reestructuración económica y
de economías de escala y de aglomeración que dan lugar a una cada vez mayor
concentración de la investigación y de la tecnología en aquellas áreas bien
dotadas de tecnología y capital humano (Rodríguez-Pose, A. y Petrakos, P. op
cit).
El aislamiento de un
territorio, en términos de presión de selección negativa y geográfico, con una
densidad poblacional mínima; lo
condiciona y sitúa en el borde de las capacidades de mercado.
7. De acuerdo a la definición clásica
de Burns y Mitchell (1946) “Los ciclos de los negocios son un tipo de
fluctuación en la actividad económica agregada de las naciones cuya actividad
está organizada principalmente en empresas lucrativas: un ciclo consiste de
expansiones que tienen lugar aproximadamente a la vez en muchas actividades
económicas, seguidas por recesiones, contracciones y recuperaciones igualmente
generales que confluyen en la fase de expansión del ciclo siguiente; la
secuencia de cambios es recurrente pero no periódica; en duración los ciclos de
los negocios pueden variar desde poco más de un año hasta diez o doce años; no
son divisibles en ciclos más cortos de carácter similar con amplitudes
parecidas” Esta tesis debiera ser funcional a territorios o subterritorios
donde la economía está basada en unidades de negocios, en la economía
globalizada, el negocio va mucho más allá de la extracción de materias primas o
la primera fase de la trasformación (p.ej.: industria de los alimentos),
pudiendo constatarse que la integralidad de las utilidades se concentran en el
mercado final, generalmente asociado a las megaciudades o cosmopolios.
Al relacionar estos
territorios con las megaciudades de las que se subordinan, donde se constata
una permanente acumulación de capital ligada a la indirecta densificación de la
comunidad y la directa prevalencia del mercado financiero y el centro político/legislativo;
se constata una configuración económica territorial del tipo primacial,
conspicuamente caracterizada por la existencia de un bolsón territorial
económicamente preponderante en términos del valor del PIB.
Emulándose entonces
la condición general del territorio país, donde la región metropolitana se
presenta como la unidad preponderante. De esta manera, el aislamiento al que
nos enfrenta la región principal se reproduce dentro de nuestro territorio y
probablemente dentro de cada territorio regional.
Se ha considerado
globalmente, como solución al aislamiento de los territorios la apertura total
de las fronteras, permitiendo al mercado obrar con el propósito de mejorar la
competitividad territorial, sin embargo la libre movilidad de los factores
económicos producirían un flujo cruzado de capital y tecnología, de un lado, y
mano de obra del otro. El capital y la tecnología fluirían desde aquellas
regiones donde los costes laborales y de producción son más altos hacia los
espacios con costes más bajos. La mano de obra emigraría en sentido opuesto en
busca de salarios más altos. Las diferentes dotaciones y comportamientos del
centro y de las periferias en el campo tecnológico dan como resultado un
proceso de concentración de la actividad económica en los centros, mientras que
las periferias tienden a perder recursos económicos, provocando un incremento
de las disparidades entre unos centros cada vez más prósperos y unas periferias
cada vez más dependientes (Rodríguez-Pose, A. y Petrakos, P. op cit).) La
existencia de polos de acumulación capital que empujan la prevalencia de nodos
tecnológicos e innovadores generadores de dinamismo en las economías locales,
puede ser uno de los factores que explica los ciclos económicos territoriales,
de esta manera el desarrollo se plantea como un asunto selectivo, beneficiando
algunos territorios con mayor intensidad de crecimiento.
El análisis de las
diferencias territoriales, entendiendo las diferencias desde los prismas económico, cultural e identidad y político se
basa en el cuestionamiento ético sobre el significado de igualdad y libertad,
diversidad en todas sus dimensiones, información y espacios urbanos.
Abordar una matriz de
solución para el problema que subyace en los territorios que conjugan el
aislamiento geográfico con el político, cultural y económico debiera ser
analizada desde un proceso sistémico e interdisciplinario. De la misma manera,
bajo un enfoque sistémico y holístico es posible que las comunidades de los
territorios regionales y los espacios subterritoriales puedan utilizar algunos
de las factores que hoy se presentan como frenos al desarrollo y la igualdad
ciudadana. Quizá estemos en presencia de oportunidades para superar el
aislamiento y aumentar la interacción social, así como oportunidades para
organizar y promover el cambio social, además de equilibrar las asimetrías
entre lo urbano y lo rural, y establecer nuevos nexos entre las comunidades
rurales y urbanas.
Hemos discutido los alcances de los factores políticos,
culturales y económicos en relación al aislamiento, hemos establecido como la
acumulación de capital en las megaciudades o ciudades capitales obra mediante
los factores de selección de manera negativa en los territorios y subterritorios;
sin embargo cabe una duda razonable ¿será posible que, a pesar de la realidad
concreta, alguno de los factores de selección pueda obrar de manera positiva
sobre los espacios territoriales?
Más allá de las
consideraciones económicas que establecen los patrones globales y la relación
que pueda establecerse entre estas y las políticas nacionales o estatales; el
aislamiento en base a los factores de selección puede representar una ventana
de construcción de identidades ideológicas autóctonas; de esta manera pueden
erguirse y sistematizarse cuerpos de ideas que propendan a encargarse de las
necesidades identificadas por los propios actores sociales. Los líderes locales
debieran ser reconocidos y empoderados como motor de cambio, generando
organizaciones de base organizadas y deliberantes, de esta manera aspectos como
la cultura y la identidad serían parte de las propuestas políticas levantadas
desde cada subterritorio, sea este una villa, caserío, población o espacio
laboral. La recurrencia de los espacios conversacionales y organizacionales
puede ser mayor en territorios aislados, donde los tejidos sociales permanencen
menos desintegrados y las organizaciones aún mantienen un rol cohesionador y
director. La posibilidad de utilizar estos espacios para el enriquecimiento del
debate público podría permitir espacios sistémicos y propositivos de normas y
modificaciones legales, al mismo tiempo, esta insularidad conceptual pudiese
generar economías locales y autosustentables, donde se acepte todo tipo de
empresas privadas o colectivas, como las familiares, las cooperativas,
autogestionadas por trabajadores, vecinales, municipales (Korten, D. 2001)
Figuras productivas como las mencionadas pueden llegar a dinamizar las
economías locales de manera sustancial, permitiendo prescindir de las formas de
producción que generan mayor influencia antrópica; una limitante a este modelo
es el mercado interno, que posiblemente no sea capaz de absorber todas las
demandas (pero de seguro concentrará todos los excedentes y utilidades en la
localidad), para solucionar esta brecha se hace imprescindible que los cuerpos
legales y constitucionales reconozcan la voz de los territorios.
La oportunidad de
mantener y preservar los activos ambientales, de generar procesos de
valorización de los mismos, la relevación de la cultura e identidad de las
poblaciones locales, la acumulación de capital social y político a partir de
procesos autóctonos es una probabilidad que puede materializarse si somos
capaces de implementar procesos eficientes en el proceso de extracción
indiscriminada de materias primas, en el caso de empujar procesos de
capacitación y formación de capital humano o de ser posible potenciar el
progreso técnico derivado de la consolidación de nuevas paradigmas tecnológicos
que repercuten en la dinámica competitiva10
Quizá la isla más
insoslayable sea la que se ubica en la geografía de nuestra determinación; los
accidentes geográficos más profundos parecen entonces ser el egoísmo y la falta
de voluntad para encontrar solución al aislamiento de personas que, viviendo
bajo un mismo techo legal, habitan en ambientes hostiles, carenciados y
aislados/separados del desarrollo.
10. En el capítulo V del texto editado
por CEPAL “ La transformación productiva 20 años después” se plantea que dado
que el cambio estructural global redefine los espacios actuales y potenciales
de competitividad en América Latina, es de suma importancia comprender el
significado de esos espacios en términos de aprendizaje tecnológico, tanto del
punto de vista del desempeño exportador como de los encadenamientos productivos
y tecnológicos que generan. Esta sanción debe ser entendida como certera en
territorios en estado de aislamiento ¿No es acaso América Latina y el Caribe un
territorio en estado de aislamiento?