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Camilo Catrillanca Marín



Fuimos océano
salado profundo trémulo océano
inundando las costaneras
germinando las praderas submareales
criando la albacora y el erizo colorado.

Fuimos río cerro abajo
incontenible transparente irrepetible río
cortando la tierra creciendo la quebrada
Copa interminable de la tormenta austral
¿Cuántas pampas hiciste trigal
o blanco de flor de árbol frutoso?

Fuimos viento nuevo
vértigo de la democracia
volando sombreros inflando velas
soplando el polen y la semilla encamisada
para la germinación del amor colorado
Viento nortino del salitre austral del ciprés.

Entonces vinieron las bombas
la pólvora y la bota traidora
los aviones y la Esmeralda y el tanque
Todos nacidos del trabajo del mar, del río y del viento.

La mar perdió su salobre
le quitaron sus peces para cortarnos
esa tierna poesía en la arena
Plantaron falos de cemento
y expulsaron a la pobladora costera
La sacaron de la brisa marina
y la pusieron en la pampa yerta
                        Alto Hospicio
                                    Alto Hospicio
                                               Alto Hospicio.

El río adelgazó su cuerpo
le robaron el ojo cristalino
que venía observando el tiempo
Al Aymara sus venas cupríferas
Al Diaguita su Elqui y estrella
Al Lafquenche su desembocadura machera
Todo lo esquilmaron.

El aire les permaneció un tiempo
con la sobrevida obstinada del viejo
Finalmente lo acorralaron
lo vaciaron del vergel
de las quebradas
de las dunas del peñón
donde machaca el océano

Fuimos mar fuimos río y viento
y nuestra unión era un océano
y nuestra sangre los ríos
en la espesura del bosque ancestro.
Vuelve tu sangre hoy
            al glaciar que señorea milenios
Vuelve tu carne
            a la corvina y la garra en el cerro
Vuelve tu palabra
            a nacernos en rebelde piélago.

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